El documento se centra en el compromiso de todos los creyentes contra la violencia y en el papel de las religiones en la promoción de la paz y la armonía. Dicho documento que el Papa Francisco y el Gran Imán, profesor Nasaruddin Umar, firmaron este jueves 5 de septiembre en el contexto del Encuentro interreligioso en la gran mezquita de Yakarta.
La Declaración señala que «la religión es a menudo instrumentalizada», causando sufrimiento a muchas personas en un mundo cada vez más marcado por la violencia. Por tanto, se reitera que el papel de las religiones debe «incluir la promoción y protección de la dignidad de toda vida humana» y ciertamente no lo contrario.
Al mismo tiempo, se denuncia el abuso contra la creación, «nuestra casa común» con «consecuencias destructivas como las catástrofes naturales» y el calentamiento global que hacen de la crisis medioambiental «un obstáculo para la convivencia armoniosa de los pueblos».
Respuesta de las religiones ante esta situacion
la Declaración indica qué respuestas pueden dar las religiones a estas graves crisis de nuestro tiempo. Señala que el «principio filosófico indonesio de Pancasila» puede ofrecer una contribución. El Papa y el Gran Imán nos llaman a orientar los valores religiosos «a la promoción de una cultura de respeto, dignidad, compasión, reconciliación y solidaridad fraterna para superar tanto la deshumanización como la destrucción del medio ambiente». Una tarea particular, se lee en el documento, recae en los líderes religiosos que deben colaborar por el bien de la humanidad.
El diálogo interreligioso es de vital importancia
“Dado que existe una única familia humana global – afirma la Declaración Conjunta de Istiqlal – el diálogo interreligioso debe ser reconocido como una herramienta eficaz para resolver los conflictos locales, regionales e internacionales, especialmente aquellos causados por el abuso de la religión”. Por tanto, el Documento concluye con una invitación a todas las personas de buena voluntad a «preservar la integridad del ecosistema» para transmitir los recursos heredados a las generaciones futuras.

